Es una secuela de la película noruega “La ultima ola”, que mostraba el efecto destructor de un tsunami en un fiordo. Una montaña que colapsa y provoca una ola de ocho metros de altura que arrasa con toda una ciudad. En ese caso cuenta la historia de un geólogo que vio venir el fenómeno y que hizo lo posible para salvar a su familia y a todas las vidas en riesgo, que aquí vuelve a ser el protagonista. El mismo actor, Kristoffer Joner, el mismo personaje, la misma familia que quedó dañada. Un héroe nacional que comienza a sospechar que Oslo, construida sobre una fractura geológica, puede ser sacudida por un terremoto como sucedió a principios del siglo XX. La investigación de un colega que muere accidentalmente lo pone en alerta. Pero nadie le cree, es un hombre admirado, pero también sospechoso, emocionalmente quebrado por la catástrofe anterior. Este guión, co-escrito por el responsable del film anterior, no cae de rodillas frente a un festival de efectos especiales, como suele ocurrir en los films de este género en Hollywood. No se renuncia a mostrar a los personajes y sus historias, sus motivaciones y dolores, y cuando llega el momento culminante, ese terremoto impresiona por lo bien logrado y el resto es tratar de sobrevivir entre tanta ruina tambaleante con una tensión estresante y bien lograda. Cada situación que ocurre en ese agrietado y enclenque edificio parece haber sido finamente calculada para que parezca convincente y contribuya a la tensión y los grados de presión para el espectador.
TERREMOTO
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