John Peele el mismo de «¡Huye!» Que en esa película ya demostró que sabía manejar el terror, aquí se mete de lleno en el género y esgrime la famosa teoría del doble, el doppelgänger, la del otro fantasmagórico que acuñó el novelista Jean Paul en l976. Esa sombra tenebrosa que nos demuestra, como el título de la película el peor horror y el peor enemigo somos nosotros mismos. Que nos pasamos victimizando al extranjero, al violento, al distinto y no nos miramos en el espejo. Pero todo lo que ocurre también puede leerse como una alegoría política. Una historia que arranca con una niña que se aleja de sus padres y vive una experiencia tenebrosa en un laberinto de espejos. Es tan traumatizante que no habla por un tiempo y entierra lo que le ocurrió hasta ser adulta, casada con dos hijos y comienza, al regresar al lugar de su infancia, a sentir un miedo que no tardará en materializarse. Los dobles violentos, uno por cada uno de nosotros vienen a reclamar su lugar al sol, cansados de vivir en las tinieblas. Hay terror, sangre y muerte. Y varios finales para sorprendernos. Y una buena cuota de ironía, observaciones punzantes y humor oscurísimo. Lupita Nyong´o en un gran trabajo, con todos los pliegues que le exige la historia, intensa y poderosa. Muy bien acompañada por Winston Duke, la increíble Elizaberth Moss, Tim Heidecker y los niños fundamentales: Shahadi Wright Joseph y Evan Alex. Un film que entretiene, mete miedo, recurre a nuestros horrores más profundos y nos mantiene atados a un guion inteligente.