Es un superhéroe pensado para chicos, con mucha acción, diversión, ingenio, que encarna las fantasías infantiles y aleja cualquier intento de profundidad y oscuridad del protagonista. Al fin de cuentas se trata de un niño que busca desesperadamente a su madre, se perdió en un parque de diversiones, y por eso se escapa constantemente de sus hogares de acogida. Le dan una última oportunidad en una casa de seres solidarios (Cooper Andrews y Marta Milans) donde deberá convivir con sus compañeros: Grace Fultin, Ian Chen y Faithe Herman. Y especialmente con quien será su amigo, un chico con muletas Jack Dylan Grazer. Para eso, el director David Sanderg conto con una dupla encantadora, el niño Asher Angel de la factoría Disney que luego de su contacto con un mago en una cueva, solo tiene que decir la palabra mágica y se transforma en un adulto que tiene superpoderes y un corpacho, el simpatiquísimo Zachary Levy. Y cuando se pronuncia el acrónimo formado por Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio ese ¡Shazam!, acontece la magia que acompaña a la película con escenas llenas de humor e ironías. Este personaje fue creado en 1939 por CC Beck y Bill Parker. El guionista Henry Gayden, tomo a ese héroe que supo llamarse en el pasado Capitán Marvel y lo transformó en la mejor diversión. La gran decisión es alejarse de la onda de los superhéroes con conflictos para sumergirse lisa y llanamente en una comedia bien armada que recupera las torpezas adolescentes en su cruce con los elementos fantásticos. Se ve la mejor intención de amar un entretenimiento redondo e ingenioso que encantará a los espectadores con las mejores armas. Y de paso se ocupa de desdramatizar lo que hizo una madre abandónica y aboga por la creación de familias por elección y se ocupa de señalar al bullying. Como un Deadpool para niños muy bien logrado.