La historia de una mujer que siente que vivirá el último día de su vida y por eso realiza una venta de garaje, saca todas sus pertenencias al jardín para casi regalarlas, permite comprobar una vez más como Catherine Deneuve puede subyugarnos con un rol que le permite el mayor lucimiento. Basada en el libro de Lynda Rutledge con la dirección y adaptación (con un equipo) de Julie Bertucelli deviene en un film marcado por la melancolía, los recuerdos y secretos mejor guardados fluyendo en la cabeza de una mujer que confunde los tiempos de su vida y permite que estos convivan con la misma intensidad en sus decisivas veinticuatro horas. Habita una casa maravillosa e inmensa en Verderonne, poblada de objetos preciosos (autómatas prodigiosos, potiches, relojes, cuadros, adornos, animales embalsamados) muebles de estilo. Cada objeto pegado a una vivencia. Y en el aquelarre de la venta, donde sus vecinos parecen buitres, está su hija de la estuvo distanciada (la talentosa Clara Mastroianni) y la vivida presencia de los muertos, las desgracias, las maldades, la vida de una mujer que ya no aguanta este mundo. Delicada y emotiva, nunca melodramática, intensa y bella, la película fascina al espectador .