Cine finlandés, casi como una curiosidad en nuestra cartelera. Con un director como Klaus Härö, con una guionista como Anna Heinamaa, el mismo equipo de “El esgrimista” nos brindar el retrato de un comerciante de arte, en el fin de su vida, enfrentado a las ventas online que arruinan su negocio de venta en un local a la calle, que sueña con tener el último gran negocio en su vida. Se intuye mas que se muestra que esa actividad le concentró todo en su existencia, que como padre ha sido un reprimido emocional, un ausente. Ese hombre descubre en una vista previa a una subasta un verdadero tesoro, un cuadro puesto como de poco valor, sin firma del autor, que pertenece a un famoso pintor. En sigiloso secreto debe averiguar si su sospecha es cierta, conseguir el dinero para pujar por su compra y lograr venderlo con una gran ganancia. Un objetivo no tan fácil que lo pondrá en contacto con su hija con la que tiene muchas cosas dolorosas pendientes y con su nieto, en quien descubrirá más puntos en común de lo esperaba. Con grandes actores, muy buena dirección de arte y personajes secundarios muy ricos, con una melancolía siempre presente que tiñe todo el recorrido, de la que el espectador se queda con ganas de conocer en profundidad mucho más, es una historia sentimental, sin golpes bajos, que va directo al corazón. El sueño de los débiles que remonta vuelo.