Escrita y dirigida por Valerio Mieli esta película es singular por la manera de contar una historia de amor, desde los distintos puntos de vista de sus protagonistas, jugando permanentemente con los caprichos de la memoria, saltando de un tiempo a otro, de lo que quedó registrado en la mente de ella, de lo que marca el destino de él. Y en esta incursión a los recuerdos se plantean de manera inteligente y sensible cuánto hay de azaroso en la convocatoria de nuestras vivencias a partir de un hecho fortuito. Pero también hasta que punto podemos influir, manipular, deformar esos momentos de nuestra propia vida influidos por el presente al convocarlos. Cuanto de esa pesadumbre, tristeza, depresión de el al comienzo de la relación “contamina” esa mirada optimista, ideal de ella. Cuanto de la magia quebrada entre los amantes es reparable o no. Muchos interrogantes en un planteo riesgoso, resuelto con un enorme trabajo de edición, pero por sobre todo por las ideas claras y profundas de un creador que sorprende con lo arriesgado de su elección y gratifica con el resultado. Cuenta con dos actores de gran química en conjunto y una ductilidad que permite crear buenos climas, escapándole al cliché de imágenes publicitarias vacías. Linda Caridi y Luca Marinelli pasan por todas las etapas de enamoramiento, la ruptura, las torturas de los recuerdos, lo que pudo ser y es. Un film que desafía al espectador que debe permanecer atento al hilo de dos destinos que se bifurcan.