Con el guión y dirección de Celia Rico Clavellino, en su opera prima, esta película muestra con sensibilidad, profundidad y significativos silencios que pasa cuando una hija deja la casa familiar, se abre camino en el exterior, deja ese nido confortable y cálido y se enfrenta a un mundo que seguramente será hostil. Poco se sabe de esas dos mujeres. La madre sola, viuda, que aún guarda en el placard toda la ropa del hombre que amó. La hija que rompió una relación reciente, que necesita un cambio y se deslumbra con ser baby sitter en Inglaterra. Una historia simple. Pero la directora y sus actrices muestran todos los matices de esa relación. Lola Dueñas una gran actriz (“Zama”) sobreprotectora, silenciosa, siempre dando las opciones de refugio, de seguridad, de calor, de apartarse de la vida como es su presente. Esa hija que se ahoga en el refugio tierno pero paralizante que necesita experimentar lo que vibra en el afuera de su mundo pequeño. Lo que logra la directora es construir con sencillez toda la complejidad, tejida de dolores y rechazos, miedos y angustias, soledad por sobre todo, que condimentan esa relación tan compleja entre madre e hija. Se muestra el dominio y la liberación, la dependencia y la rebeldía, el conservadurismo y las medidas revoluciones individuales. Frente a la profundidad de Lola Dueñas para vestir a esa madre, la joven Anna Castillo construye a esa mujer veinteañera que quiere salir al mundo con muchos detalles que revelan sus estados de ánimo, mezcla de temores e impulsos.
VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE
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