Los cineastas y hermanos israelíes Doron y Yoav Paz toman una antigua creencia judía sobre el poder de la Cábala para crear a un ser monstruoso, anterior a Frankestein, con alguna leyenda popular rusa de “el chico de arcilla” y con esos elementos ubicaron la acción en el 1600, en una pequeña aldea judía en Lituania, que se ha salvado de la peste porque están aislados. Pero pobladores de otros parajes llegan con una niña moribunda, exigiendo a los judíos su cura o serán exterminados, porque son vistos como culpables del despliegue letal de la epidemia. Frente a esta amenaza se empodera una mujer, ya independiente, estudiosa a escondidas de los libros antiguos, despreciada por la comunidad porque ha perdido a un hijo y en siete años se ha negado a quedar embarazada. Ella es la única en la aldea que siente que las sagradas escrituras le permiten al pueblo elegido tener un defensor increíblemente poderoso, el Golem. Y se atreve a crear uno. Es interesante lo que lograron los creadores del film, con el guión de Ariel Cohen. No se trata de un film de terror típico aunque hay momentos cruciales en que recurre al gore sin tapujos, pero tiene giros interesantes, creativos y por sobre todo entretenidos.