EL BUEN MENTIROSO

Es una película que de entrada, con su pareja protagónica, promete mucho. Ya desde el título se anticipa que él, nada menos que Ian McKellen   no se portará decentemente con ella, la diosa Hellen Mirren, la gran actriz capaz de sutilizas capas de comprensión de su personaje, con cambios impresionantes solo con gestos sutiles. Parece un entretenimiento de famosos interpretes, por primera vez juntos, destinado a una audiencia adulta, como pocas películas lo hacen. Pero en el desarrollo del film muy bien hecho por Bill Condon, prolijo, detallista, sin fisuras tiene un gran inconveniente. El galán maduro de MacKellen, engatusa demasiado fácilmente a esa viuda con un buen capital, una tentación demasiado grande para un estafador serial. Salvo el nieto de la señora, Russel Tovey (“Years and years”) que se opone a la relación, el personaje de Mirren le abre inocentemente su casa al nuevo amigo. Y ahí es donde la película en su segunda hora se precipita en vueltas de tuerca previsibles, retorcidas, y demasiado traídas de los pelos.  No todos los libros son para trasladar al cine, como este de Nicholas Searle. Y el director con tal pareja de actores merecía un libro mucho más ingenioso que el que escribió Jeffrey Hatcher. Un film construido con detalles y datos ocultos, frío, que pretendió tener un suspenso que no llega. Junto a los grandes, esa pareja fantástica, están además Jim Carter (Dowtown Abbey) y un buen grupo de jóvenes actores. Por ese nivel de interpretación vale la pena


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