El cine francés popular produce estas comedias exitosas, como expertos del genero, que muchas veces se trasforman o fueron obras teatrales con igual suceso. Aquí la mirada inteligente esta en los roles que los hijos le imponen a sus progenitores, obligándolos a cuidar de sus nietos y a disponer de sus vidas a su antojo. Especialmente cuando la tercera edad encuentra a los protagonista joviales y dueños de sus sueños; vivir bajo el sol de Portugal. A partir de esa decisión y de la mirada irónica sobre los lazos familiares y los hijos que criaron se desliza agradablemente esta comedia con ritmo, sonrisas y bien logradas confusiones. Por supuesto que se cuelan también algunos comentarios patriarcales fuera de tono con respecto a la elección gay de su hijo, al que terminan aceptando. Y si bien todo el tema es tratado con sinceros conceptos luego prima la mirada de que la familia unida al fin no es tan mala. Obviedad tomada tradicional que tranquiliza conciencias. Con actores muy capaces como Thierry Lhermitte, Michèle Laroque que encabezan un elenco redondo, se llega a este entretenimiento agradable. Dirigida por Fabrice Bracq que adapto el guión original de otro experto como Guillaume de Mentque (“Bebe a cualquier precio”)