Película que llega de Estonia, dirigida por Zaza Urushade que nos regala un conmovedor filme antibélico con una anécdota mínima. Una guerra civil por la independencia pone en marcha un enfrentamiento entre distintas etnias que antes convivían en paz. En una aldea abandonada por los aterrorizados vecinos un estonio resiste, se queda ayudar a un amigo con su cosecha de mandarinas. Claro que la violencia inevitable toca a la puerta de su casa. Dos heridos son atendidos con igual dedicación aunque pertenecen a bandos distintos. Y en esa tregua hay espacio para la cordura y la reflexión, para la esperanza en el espíritu humano. Grata, bien actuada, sencilla y profunda.
MANDARINAS
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