Una nueva película de Liam Neeson, donde debe jugarse por la seguridad de sus hijos pero en una trama que es la tercera secuela de un film español, llamado “El desconocido” Ya vimos la versión alemana y la surcoreana. Un argumento que se resume fácil: Un hombre financista y poderoso lleva a sus hijos al colegio en un lujoso auto, suena un teléfono que descubre en el auto y ahí lae anuncia que debajo de los asientos hay bombas que estallaran si intentan salir del auto. Y luego vienen la exigencias de mucho dinero y la revelación de que los negocios del protagonista no son del todo transparentes. Le hizo acordar a “Máxima velocidad” con Keaunu Reeves. Inevitable. Nada más que como la versión tiene el sello de Hollywood las vueltas de tuerca y los elementos adicionales propio del género de la gran industria se hacen presentes y le dan el cuarto de hora heroico al paciente Liam. Conserva el suspenso, porque la formulación sencilla permite confesiones, ver explosiones que le demuestran que el villano no está jugando y por fin una revelación traída de los pelos. Igual hay que reconocerle que mantiene el vilo porque el suspenso funciona.