Es la mejor manera de convertir el mundo cotidiano, reducido casi exclusivamente al hogar, en una muy tensa relación entre la ciencia y lo mágico, entre la supuesta cordura y la creencia en posesiones. El director y guionista coreano Jason Yu maneja de manera certera el límite borroso que afronta esta pareja que espera un hijo. El trastorno de sueño del marido puede provocar situaciones inquietantes, que le pique la cara y se rasque hasta lastimarse, que coma con voracidad mientras esta sonámbulo o se quede sentado tieso en la cama. Y que informe que ha entrado alguien. Para la empeñosa esposa queda el esfuerzo de acompañarlo al médico de sueño, de curarlo, de insistir en creerle a lo esotérico. La suegra aporta una chamana como solución, y ciertos talismanes que considera más efectivos que los remedios. Cuando llega la bebé todo será más oscuro y confuso, pero la dualidad se mantiene hasta casi el final. Igual que la tensión del espectador hasta la culminación de este inteligente y muy bien actuado film.