La directora Alice Winocour, junto a sus guionistas, se basó en terribles hechos reales para formular que pasa con los humanos cuando atraviesan por una situación tan terrible, como sobrevivir a un ataque terrorista a mansalva. Un hermano de la realizadora estuvo encerrado y fue sobreviviente de uno de los sangrientos ataques en los restoranes de Paris en el 2015. Lo que plantea el argumento es que tal carga violenta modifica la vida de quienes se vieron rodeados de cadáveres y que por casualidad siguen vivos. La protagonista, encarnada por la muy buena actriz Virginie Efira, siente que nadie puede entender el trauma, la confusión y las necesidades que afloran después de esa noche terrible, que otra persona que paso por la misma situación. Y en ese camino de reconstrucción hay relaciones que quedan en el camino, enojos secretos, encuentros, saber que hubo muertos y vivos que no figuraron en ningún lado por estaban indocumentados. Desde el racismo latiendo en la indiferencia, la solidaridad, la imprescindible búsqueda de la verdad y si una palabra sobre el terrorismo porque la reconstrucción de la violencia desatada es más que elocuente.