Sebastian y Federico Rotstein dirigen esta ambiciosa película de terror con muy buenos rubros técnicos que toma un supuesto caso real, la libertad para funcionarios implicados en el derrumbe de un edificio, que provoca disturbios, toque de queda y una transmisión en continuo por la tele, que sirve de marco a otros mitos urbanos que van desde el bullying, la venganza de escolares adolescentes, las filmaciones clandestinas en un hotel alojamiento y un encuentro de dos hombres con una mujer muy especial. Esa multiplicidad de historias hace que se desvanezcan las muy buenas posibilidades de cada una y se de ese mosaico surja mas confusión que claridad. El anclaje en la corrupción y el terror es el costado más atractivo frente a historias más débiles o poco desarrolladas. Pero es un intento personal y distinto.