Una invitación a la diversión. A imaginar que Dios eligió reencarnarse en un actor y bajar a la tierra para dedicarse, con la ayuda de dos arcángeles a revisar, cambiar, reinterpretar nada menos que los diez mandamientos y corregir preceptos bíblicos mal traducidos que nos llevaron a cometer muchos errores y de paso decir la verdad y solo la verdad sobre la creación. El lugar elegido es una “catedral” de la revista, pero ese solo es un pequeño detalle a este paseo por la trasgresión y el brillo de la inteligencia.
Quiénes
Elenco: Humberto Tortonese, Roberto Peloni y Agustín Corsi.
Libro: David Javerbaum con versión de Elio Marchi
Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdoba
Vestuario: Renata Schussheim
Dirección: Gustavo Zajac
Dónde
Teatro Maipo – Esmeralda 443, CABA.
Por qué sí
Porque desde el primer minuto en que Dios se corporiza en Tortonese el público se muestra cómplice con un actor que ha hecho de la irreverencia su sello, del humor desenfadado su bandera, del brillo de la observación aguda y enloquecida su marca en el orillo. Eso le da al espectáculo un plus de complacencia que nunca defrauda y que muestra a un Dios dispuesto a repensar la rigidez de los mandamientos, de cambiarlos, de mostrarse el más humano de todas las deidades y comprensivo con sus devotos. Es que además de las referencias locales muy bien ubicadas por Elio Marchi a nuestra realidad y a nuestras divas locales, lo que muestra la obra es la intención de que la tolerancia y la comprensión se transformen en un credo en la tierra. Tarea enorme pero que vale la pena. Tortonese se mueve con soltura en un espectáculo que no le permite abandonar el escenario ni un segundo, colérico, cómplice, siempre divertido y totalmente identificado con el texto. Acompañan muy bien Roberto Peloni y Agustín Corsi, arcángeles que pueden ser chupamedias o rebeldes sin perder jamás la gracia. Obra que Dios mira con buenos ojos.
En primera persona
Humberto Tortonese