MARACAIBO

Una familia de clase media alta, el matrimonio de profesionales, un hijo y una verdad que se hace evidente sobre su preferencia sexual que el padre tarda en digerir. No sabe que casi no tiene tiempo. Una “entradera” en su casa y un resultado trágico. Y ante el vacío y el dolor ese padre se derrumba. La película es un sentido, profundo, serio ensayo sobre el dolor, la pérdida, la culpa. Ante lo inapelable, el padre fundamentalmente se pierde. De su profesión, de su familia, de los amigos. Primero la parálisis. Luego un hecho fortuito que lo que lo acerca a la justicia por mano propia. Finalmente alguna comprensión, alguna recomposición. El film se presenta como un thriller y mantiene en tensión constante al espectador, pero lo que subyace es la dimensión humana de ese hombre que ya no puede con su vida. El trabajo de Jorge Marrale es digno de todos los elogios. Apoyado en un guión muy bien elaborado por el director Miguel Ángel Rocca y Maximiliano González, la labor de Marrale es prácticamente el film, una construcción hecha de gestos mínimos, de heridas apenas suturadas, de silencios, de lágrimas presentes y contenidas al mismo tiempo. El actor y el director logran un retrato emotivo que pone a la luz las zonas más oscuras. Se lucen como siempre la talentosa Mercedes Moran y Nicolás Francella que en aprovecha cada una de sus pocas escenas para demostrar su calidad. El resto del elenco Matías Meyer, Alejandro Paker siempre a la altura. Un film duro, necesario, sincero y valiente.


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