Un hombre que frente a una enfermedad terminal decide desoír a su familia, embarcarse con destino incierto con suficiente comida como para sobrevivir lejos de todo. Pero en ese velero pequeño irrumpen dos intrusos: Una mujer que huye de una escena de un crimen que asegura no cometió y después un gendarme que quiere obligar a su conocido a ser su amigo y si puede apoderarse de la mujer. En el film dirigido por Matías Lucchessi propone una sensación de encierro con un entorno abierto, una guerra de voluntades, casi nada de diálogo y maneja un suspenso que se extiende perfecto desde el principio al film. Claro que esta película no sería la misma si no contara con el talento único de Julio Chávez que sabe darle a su personaje acorralado y taciturno todo el espesor de su tragedia personal y la dimensión humana frente a los otros. Un hombre que sigue su instinto y muy a su pesar ejerce su solidaridad. A su lado acompaña muy bien Pilar Gamboa, una actriz joven e intensa que le saca provecho a cada situación. Y Cesar Troncoso que acierta en el tono viscoso y oscuro. Con ellos la película redondea esos tres destinos que el azar combina y modifica la decisión del protagonista.