Humanizar productos del mercado es una variante muy usada en las películas de animación. Aquí se meten con el mundo de los emojis que viven en el smartphone de una adolescente que no sabe como expresarse. Pero así como los films dedicados al mundo Lego estaban llenas de fantasía, humor corrosivo y delirios. Aquí solo se trata de una historia convencional del descubrimiento del valor de la amistad, la revalorización de los sentimientos de pareja y de amor filial y no mucho más. El protagonista que no encaja en su sociedad es porque es un emoji que no se resigna a un solo gesto y puede expresar sus emociones. Si ese es el error imaginen a los gendarmes del orden. Y el peor miedo que tiene ese mundo es que el dueño del celular se presente en el servicio técnico y borre toda la información. En fin, salvo algunos hallazgos y reflexiones sobre la fama, el deber ser exitoso o que el salvador sea el pajarito de twiter, el entretenimiento será para los mas chicos y pasara sin pena ni gloria.