Un mundo desconocido, el de aquellos que llegan a nuestro país con el atractivo de conocer a las prostitutas que en un caso lo ayudaran a batir un record personal, o como única diversión posible, o el hombre que se enamoró y casó con una prostituta y discute la tenencia de su hijo. O derrotero de un norteamericano guía turístico y gigoló, que se permite un gratuito insulto a Eva Perón y su mausoleo, además de satisfacer a sus clientes y pilotear su propia soledad. Un microcosmos distinto, bien mostrado, que por momentos se reitera y en otro descubre con muy buen criterio psicologías machistas en grado superlativo.
MONGER TURISMO SEXUAL EN BUENOS AIRES
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