Los directores, los hermanos Safdie son un emblema del cine independiente, Benny y Josh, logran con esta película el triunfo de una odisea nocturna, plagada de locura, nervios, momentos delirantes, y un ritmo enloquecedor que atrapa al espectador para no soltarlo nunca. El libro es de Joshua Sadfie con Ronald Bronstein. El protagonista excluyente y magnífico es Robert Pattinson y Benny Safdie es además su hermano de ficción. El film es un thriller desesperado de una noche en la ciudad de Nueva York. Comienza con un hermano con dificultades de entendimiento y de habla con un psicólogo que logra conmoverlo. Pero irrumpe su hermano con otros planes en la cabeza, se lo lleva, se hace cargo y lo obliga a robar un banco. El comienzo de la película es un prodigio de humor, acción y absurdo impecable. Ya con el botín en las manos, cuando abren el bolso un estallido de pintura los mancha y tiñe su destino. El hermano con dificultades va preso y el otro, tendrá una larga noche para conseguir la plata para la fianza. Es un hombre que no se detiene a pensar, que aprovecha cada recoveco de su suerte y utiliza a todos sin piedad, una preadolescente, un enfermo equivocado, un dato. Todo lo que ocurre es puro nervio, oscuridad, ritmo electrizante, puro estrés. La historia es incómoda, lo subraya la inquietud manual de las imágenes, la riqueza de las texturas de su fotografía, ese ambiente marginal, el acelerado descenso a los infiernos. Robert Pattison en una labor increíble, si pensamos en el lánguido vampiro de la saga crepúsculo. Sus decisiones siempre fueron correctas después de ese delirio de la fama. Aquí irreconocible, entregado, es él quien logra en definitiva la cohesión del film, que después de un comienzo brillante, por momentos pierde fuerza o ingresa en subtramas innecesarias. Pero ahí esta su protagonista en estado constante de desesperación, en el punto doloroso y sin retorno de una noche imprevisible y violenta, con matices y capas de construcción de su personaje.
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