Es el segundo film del director coreano Hong Sang-soon que se estrena en nuestro país, aunque esta es su película numero 21. Es reconocido en el mundo por su talento y por la construcción de un estilo particular, de una gran calidad, que se mete de lleno con la delicada construcción de las relaciones humanas, los amores, los odios y por sobre todo por la constante insatisfacción, la amargura por lo perdido, por las decisiones no tomadas, por la incapacidad del disfrute pleno, por la sensación de perdida permanente. El protagonista es un escritor, dueño de una editorial y se relaciona con tres mujeres. Pero el film aparentemente naturalista, construido con un estilo que brinda escenas largas para evitar cortes, con paneos y la utilización del zoom, tiene delicados juegos temporales que introduce escenas del pasado en un presente inquietante y permite un atisbo del futuro. Ese hombre cincuentón emplea a una joven estudiante, en reemplazo de su anterior asistente que era su amante. En ese primer día de trabajo su esposa agrede a la nueva empleada porque, por un poema que encontró, piensa que ella es la amante de su marido. Una escena violenta, incómoda, vergonzosa. Esa nueva empleada quiere renunciar, pero cuando se va la esposa aparece la amante que quiere regresar. Y ese hombre voluble que minutos antes le rogó a la nueva empleada para que se quede, coqueteando con ella, decide despedirla y quedarse con su anterior amante. Pero lo que importa y se sabe por esos saltos temporales es que ese hombre esta otra vez en su lugar tradicional atrapado en la rutina de su matrimonio, exitoso en lo profesional, eterno disconforme con su presente. Las mujeres dolientes o decididas parecen más resueltas. Un cine interesante, profundo, para no perderse.