Una película que permite el goce del espectador del principio al film. Un film policial particular que nos sumerge en una característica lúdica, de juegos de vigilancia, idiomas, traiciones, idas y venidas en el tiempo. Para esta película el director Corneliu Porumboiu, el mismo de “El Tesoro”, “Bucarest 12.08” y “Policía, adjetivo”, nos sorprende con un cambio. Toma al mismo personaje de “Policia…” absolutamente ético en ese film y juega a mostrarlo años después sumergido en su lado más oscuro. Esa idea, según el director, mas la manera de comunicarse con el “silbo gomero” le permitió imaginar toda la película. Un policial negro, pero con un humor negrísimo. Desde el comienzo, cuando el personaje de Vlad Ivanov llega a la Isla La Gomera, cercana a Tenerife, mientras suena el tema de Iggy Pop “The Passenger” la película nos instala en un estilo de filmar muy personal, en un paisaje pelado y fascinante y en una relación peligrosa. Sabremos que un policía corrupto quiere rescatar a un traficante, aparece una mujer bellísima, suma de roles fatales, que se llama Gilda, que la policía y los delincuentes de la operación vigilan y que todo el tiempo, depende del punto de vista, incluido en espectador, veremos cosas desde cámaras de seguridad, que nunca implican una sorpresa. Y una estructura espiralada del guión que en cada vuelta de tuerca nos dará un poco más de información. Nunca sabremos con certeza quien trabaja para quien, la “limpieza” de cada personaje, las razones últimas de cada movimiento y ese es otro gran atractivo, de un film que nos atrapa desde el primer minuto y no nos suelta mas, como “cómplices” invitados en una trama que juega y nos divierte mucho. Al lado de Ivanov se luce maravillosamente en su rol Catrine Marlon, bella y misteriosa como ninguna.