Es un policial con humor y delirio que dirigió con eficacia Mariano Cattaneo, que coescribió el guión con Nicanor Loreti y que resulta un entretenimiento asegurado. Básicamente tres pistoleros que deben enseñarle a un cuarto hombre que con el jefe no se juega. Llegan a su escondite, consiguen matarlo luego de una escena de acción trepidante y enloquecida, cuando reciben de parte de “il capo” la contraorden porque quiere interrogar al traidor. Ahí es cuando se dispara un delirio detrás de otro para “disimular” al cadáver, con brujo resucitador en el medio, y una serie de personajes secundarios regocijantes: dos prostitutas, policías fanáticos del cine, comisario mafioso, y una mujer, genial Mónica Villa, que pasa de chismosa a vengadora en un segundo. A todo esto tampoco falta una reflexión de esa mano de obra barata que considera que ya es hora para que paguen los verdaderos jefes que siempre salen impunes, hartos de ser siempre “carne de cañón”. Algunos momentos de meseta pero en general el ritmo sostiene la atención. A este thriller de acción, humor negro y buenas ideas locas, no le falta nada. Los actores, aún los que están en roles secundarios aportan su momento perfecto y brilla especialmente Diego Cremonesi.
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