Una animación de origen danés que tiene una trama que comienza con una disfunción familiar. Una madre ausente en un hogar para seguir su carrera artista y la unión especial entre esa niña y su padre. Una relación “amenazada” cuando su padre desea ensamblar a otra familia separada. Su novia y una nena desagradable que solo vive para retratar su vida en las redes, pendiente de sus seguidores. Una pesadilla que la primera niña logra aliviar con sueños muy agradables y su casual irrupción en el mundo de los constructores de sueños. La mejor parte de la película con gran despliegue visual y creatividad, donde los sueños de todos se construyen como una función teatral con su escenografía, reflectores y actores. Algo que una niña aprende a manipular para tratar de cambiar a su hermanastra. La parte familiar es muy elemental. La de construcción de sueños brilla y uno se queda con ganas de ver más. El resultado es un entretenimiento simpático con aventuras, reconciliaciones, sin muchas pretensiones.