Dentro de la saga de “El Conjuro” que renovó la manera de visitar el terror en torno a un matrimonio dedicado a combatir demonios, que estuvieron vivos hasta hace poco tiempo, que hacían creíble su actividad lejos de los efectos especiales y cerca de la intensidad, esta tercera entrega era esperada con ansia. La primera fue una sorpresa, la segunda la supero y ahora, si bien el atractivo de los protagonistas sigue intacto, siempre interpretados por Vera Farmiga y Patrick Wilson, algunos problemas en el guion provocan distracciones innecesarias. El director de la primera y la segunda James Wan se desligó de la dirección y quedó como productor, asumió el rol de realizador Michael Chávez (La maldición de la llorona) y eso junto a no tener a los guionistas originales, atentó contra el argumento, complica la trama con exageraciones innecesarias y pierde fuerza aunque no se malogra. Por suerte la historia de los Warren puesta a prueba en su compañerismo y amor, más la jugada entrega de la protagonista (más exigida esta vez) brindan los mejores momentos. Todo el inicio es impresionante, un verdadero homenaje a la original “El exorcista” y luego la película cambia de tono y se basa en un hecho real, llevar ante la ley la excusa de la posesión demoniaca para declarase inocente de un asesinato. Toda la realización técnica es sorprendente y muy buena: la fotografía, la escenografía, las tomas de ángulos inusuales, la música, los efectos. Una entrega que deleitará a los fanáticos de la saga.
DISPONIBLE EN SALAS DE CINE HABILITADAS