La película numero 25 de una saga inoxidable que ahora en manos de Amazon, promete desde continuidad con el suspenso de saber quien ser el próximo James Bond hasta renovaciones importantes. También se habla de posibles spin off que puede llega a tener la nueva OO7 en la acción de este film, con una potente Nom encarnada por Lashana Lynch. Lo cierto es que la despedida de Daniel Craig tiñe de melancolía a sus seguidores. Sin dudas su Bond se presentó ante el mundo como más sensible y vulnerable, con pérdidas dolorosas que lo alejaron definitivamente del cliché de otras épocas, el seductor serial de mujeres, inmune a cualquier profundidad de sentimientos y la frialdad prototípica en las escenas de acción. Craig le aporto espesor emocional y renovación a su agente, y la trama le reserva a sus fanáticos, un golpe fuerte. El director Cary Joji Fukunaga, maneja muy seguro las escenas de acción y le da sensibilidad a los momentos especiales del personaje. A ese sueño de ser dueño del tiempo. Pero la película tiene altibajos, es demasiado larga, aunque cumple con creces. Los guionistas habituales, Neal Purvis y Robert Wade se asociaron al director y a Phoebe Waller—Bride se olvidaron de construir a un villano memorable. Rami Malek hace lo que puede con lo que le dieron y lo mejor es su isla de concreto, con su laboratorio para extinguir a los humanos y su jardín envenenado. Todo esto se ve en la última parte y es un plato fuerte. Se destaca una secuencia increíble en la ciudad italiana de Matera que muestra su belleza en escenas de mucha acción. Se va un Bond muy resistido al comienzo, el primero en la lista en ser rubio, que luego fue abrazado por los seguidores de este entretenimiento que sigue con su seducción un poco vintage.