El realizador rumano Radu Jude, uno de los más innovadores, irreverentes y talentosos de la actualidad, que con esta película gano por segunda vez el Oso de Oro al mejor film en el Festival de Berlín, realiza aquí una sátira inapelable que define, con el mismo humor corrosivo, como una película incompleta. Es un film que se divide en varios momentos. Comienza con una escena filmada con un teléfono donde una pareja está teniendo sexo, un espectador desprevenido puede pensar que se equivocó y está viendo un film porno. Por las voces que se cuelan uno puede deducir que se trata de un matrimonio que está en su casa, mientras que una abuela cuida a sus hijos, y ellos se armaron un momento de fantasía y sexo. La segunda parte ya nos cuenta que ese video casero protagonizado por una maestra de escuela fue subido a un sitio web para adultos, y que tuvo una difusión tremenda en el establecimiento donde enseña, que pone en peligro su trabajo. La protagonista deambula por Bucarest, haciendo compras y hablando por teléfono tratando de atenuar la situación. Toda la ciudad que padece la pandemia del Covid también es protagonista, con sus detalles, sus personajes, el mal humor social, los enojos, las bravuconadas. A eso sigue un espacio de reflexión y conceptos desopilantes y profundos, sobre el pasado y el presente. Y la última parte es la reunión de padres que definirá el futuro de la profesora en la institución. Todo el recorrido del film es de una inteligencia transgresora que muestra los recovecos de una sociedad con un pasado no resuelto, los prejuicios, el racismo que surge con facilidad, el insulto, la necesidad de juzgar y mandar a la hoguera pública a los presuntos culpables. Pero también con espacio para argumentos lúcidos y reflexiones profundos sobre lo público y los privado, las redes sociales, la educación, los roles adultos. Una riqueza de temas con humor y dolor, pero con punzantes observaciones, ojo para el ridículo y lo patético, para lo liberador y la gracia oscura. No deje pasar este film.