Es un lujo para la plataforma, aunque no se trate del mejor film de Sebastián Schindler. Basado en el libro de talentoso Gustavo Martínez (“La muerte lenta de Luciana B”), es la historia de un escritor famoso, tratado como un divo, su secretaria que toma al dictado sus textos, y una sucesión de muertes inquietantes y ¿casuales? Que marcan el destino de ambos. Todo lo referido a los rubros técnicos, producción, ambientación, fotografía, es de un nivel de perfección habitual en un director del talento de Schindler. Pero es en el en guión, realizado por el director junto a Pablo del Teso donde se resiente el film. Luego de un comienzo realmente impactante, donde aparecen los tres protagonistas, hacia la mitad del film las cosas se apresuran y se llega a un final sin suspenso ni demasiadas vueltas de tuerca, de ambigüedad, que el género siempre amerita. Se plantean muy rápidamente los hechos y el único misterio es saber si hablamos de un asesino serial o de la locura de una chica con muchas muertes acumuladas. Hay momentos muy logrados, como las desgracias que le ocurren al actor, con una Mónica Antonópulos desatada y perfecta. Diego Peretti debe resolverlo todo desde la quietud y desde una lógica que pretende aplastar la crueldad y lo resuelve con su calidad de siempre. Juan Minujin es el que encarna las dudas del espectador y otras poco explotadas, pero siempre con gran entrega. Macarena Achaga, no deslumbra en un personaje complejo que pudo tener más aristas. Lo dicho un entretenimiento lujoso que se disfruta.
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