En su debut en el largometraje Gabriel Musco, autor del guión, utilizó como género un policial sobrenatural donde pone de relieve quienes son nuestros peores enemigos. En la historia, protagonizada por un elenco entusiasta, una banda delictiva acepta un encargo de secuestro, sin chequear lo suficiente con quienes se relacionaran. Una necesidad familiar impulsa al jefe, apoyado por sus compañeros, para secuestrar a la joven hija de un hombre acaudalado, con la esperanza de un abultado botín. Una vez concretado el rapto, cuando llaman para pedir rescate, el que suponían “padre desesperado” desaparece. Un buen punto de partida para que luego los elementos de terror y fantástico pongan en primer plano los secretos infiernos y traumas de cada uno de los secuestradores. Buenas ideas en una acción que por momentos se estanca pero que se las arregla con temas de presupuesto para suplir efectos con ideas arriesgadas.