Todo lo que se pueda decir de esta desmesurada y espléndida película de Alejandro González Iñárritu, escrita junto a Nicolás Giacobone, el mismo lo anticipa en boca de sus colegas mexicanos, que increpan al protagonista ( un soberbio Daniel Gómez Cacho) con frases “pretensioso y sin sentido onírico” entre otras lindezas que seguramente se publicaran sobre este film. Un trabajo tan extenso como seductor, tan deslumbrante como agobiante, tan creativo como punzante. Una realización artesanal exigente que mezcla realidad, escenas de ficción que se supone son parte de los documentales del protagonista, un expansivo e inmersivo mundo onírico y un presente que tiene que ver con un premio importante que el duda en recibir y provoca todo tipo de reacciones entre sus colegas del pasado. El tema es que el espectador nunca se aburre y pocas veces encontrará criticas tan despiadadas hacia EEUU y la quita de territorio a México, la masacre hacia sus soldados, los supuestos trámites de Amazon para comprar un estado de su país de origen. Y ni hablar sobre la conquista encabezada sobre Cortez que dialoga con el protagonista desde la cima de una montaña de cadáveres indígenas. Y los dardos hacia México, con su violencia que provoca tantos desaparecidos en una escena impresionante, o cuando le dice a un periodista exitoso local “Gracias a tus opiniones exaltadas y tu enojo nos quedamos sin verdades” . Es despiadada su mirada sobre la situación del protagonista, un migrante de lujo que sin embargo sufre maltrato en el regreso a un país que habita desde hace 20 años. Nada ni nadie se salvan. Pero tampoco faltan los momentos emotivos: los recuerdos de su padre, el encuentro con su madre, el hijo que vivió tan poco, la cercanía de la muerte. Como es un gran director, es fácil decir que Fellini con su “ 8 y ½”, “All That Jazz de Bob Fosse o “La grande bellezza” de Paolo Sorrentino influenciaron a Iñárritu. Pero él le dio su sello, su impronta a un film que, toma al espectador para un viaje largo, de emociones, visiones filosas, desbordes, hermosos momentos. Su creación es avasallante, recargada, florida y también personal. Es de celebrar que ahora en cine y luego en su estreno en Netflix la plataforma le de espacio a una creación tan particular como extensa. Se luce con su trabajo Griselda Siciliani.