Una historia de terror, de venganza de pueblos originarios desplazados, que ubica en un viejo caserón en el medio de la nada, una noche de terror. Juan Schmidt, autor también del guión, sazona con inteligencia algunas cuestiones sociales en la situación que se viene preanunciando como apocalíptica. Un hombre rico despiadado, que mete a su hijo con unos matones a sueldo para desalojar a unos okupas en una propiedad que compro casi por nada, por su fama de maldita. Ese joven inocente y la banda armada quedaran atrapados cuando comiencen los ataques de la luz mala. Una manera de probar la solidaridad entre los violentos y los desalojados que son iguales frente al horror. Bien manejado el tema de los ataques dejados fuera de campo, con efectos lumínicos y de sonido. Menos convincentes resultan los rastros que dejan.