Hubo un fenómeno en nuestro país que protagonizó un personaje llamado “Tangalanga” que baso su humor en las cargadas telefónicas, en una conversación seria que siempre derivaba en la puteada y el insulto certero. Bromas que se registraban en cassettes que corrían de mano en mano cimentado una fama y una leyenda únicas. El film de Matero Bendesky es una aproximación y un homenaje a los orígenes de este personaje tan singular. Es la historia de un empleado de cargo importante en una empresa que tiene horror a hablar en público y timidez brutal con las mujeres. Corre el año 1962 y Jorge Rizzi, asi se llama el personaje de ficción, luego de muchas anécdotas desopilantes con sus problemas, logra, gracias a un extravagante hipnotizador, sacar a su propio Mister Hyde afuera. Y eso lo usa para vengarse, para entretener a su amigo enfermo. Y, sin los insultos, conquistar a la mujer que lo enamora. El humor se transforma en su súper poder. Toda la ambientación, el tono, la fotografía nos lleva a ese cine de las comedia románticas clásicas argentinas, con un precioso cuidado de todos los magníficos rubros técnicos. El guión de Sergio Dubcovsky, Nicolas Schujman y el propio director tiene la redondez de un libro muy trabajado. Y los intérpretes son una gloria: Martin Piroyansky deslumbra con su creación, ya no podríamos imaginar a otro para este rol, Julieta Zylberberg da en la tecla de esta mujer romántica y poderosa, Alan Sabbah es el amigo clave y Silvio Soldán sorprende. Es una comedia con aires del pasado pero inteligentemente actual que usa el humor, uno tan argentino por cierto, como instrumento para derribar inhibiciones y encontrar nada más ni nada menos que la felicidad. Un disfrute imperdible.