MISANTROPO

Es un policial de escenas de acción que cortan el aliento por su perfecta factura, pero es también el trasfondo de una lucha de poder y por sobre todas las cosas es la búsqueda de un criminal, metiéndose en su cabeza, que revela verdades muy incómodas para la sociedad de EEUU. Damián  Szifrón conoce a la perfección el género, en especial películas representativas de los 60 y 90 que marcaron al cine de sus épocas, y en este film desarrolla con precisión varias líneas de interés. Dos grandes escenas de acción, un comienzo impresionante en la ciudad de Baltimore, el festejo de año nuevo, con fiestas en las terrazas y habitaciones iluminadas, con fuegos de artificio y un tirador letal que no hiere, mata a 29 personas.  Y otra, con la inminencia del peligro que se desarrolla en un shoping. Coreografiadas con exactitud y facturas perfectas. Pero también  está  la relación alumna- maestro de sus protagonistas. Shailene Woodley es una policía de a pie que el agente del FBI encarnado por Ben Mendelsohn elige porque piensa distinto. Porque la ve capaz de entender al  hombre que mata, como ella lo define “para calmarse”. Pero también el argumento se adentra en las luchas del poder entre agencias y policía, con intereses políticos y las búsquedas rápidas de chivos expiatorios para calmar a los medios, generalmente sensacionalistas. Y un último acto que se adentra en la oscuridad del atacante, al que se llega con datos de gente de extrema derecha, un “terrorista serial” que no es un loco desquiciado sino un hombre que odia especialmente a la sociedad consumista, al poder, a la autoridad, que siente que fue descartado, que alimenta su misantropía porque se quedó afuera.. Un hombre dañado que una agente que lidia con graves problemas personales puede entender.  Un enfoque distinto, en el tono de un drama psicológico que incomodó especialmente en Estados Unidos, que sufre el azote de matanzas demasiado frecuentes, y donde no se indaga profundamente para entender  los porqués. Un policial elegante y preciso, oscuro e inquietante, frenético donde debe, calmo y tenebroso cuando corresponde.


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