El terror viene de Noruega, con el guión y la dirección de Eskil Vogt, y un título original que es todavía más inquietante, “Los inocentes”. En el elenco son todos menores de doce años, muy bien dirigidos, para impactarnos con un film de horror psicológico realmente bueno. Son niños con poderes telequinéticos y telepáticos que se manejan por afuera de la mirada del mundo adulto y que se combinan en algún momento para manejarse en conjunto, rodeados de una serenidad única, al aire libre y en un sitio relajado de vacaciones. Pocos efectos especiales sabiamente utilizados y una mirada profunda al mundo de la infancia, sin estereotipos, como la capacidad para la crueldad (hay una escena despiadada con un gato), pero también para imponerse deberes y amistades que pueden crecer o cortarse con rapidez. En la historia una niña de 9 años que juega libre, pero debe estar atenta a su hermana, que sufre de autismo regresivo, y que puede hacer girar objetos. Ida, tal su nombre se hará amiga de un chico que puede hacer volar tapitas y de una niña que “escucha” pensamientos ajenos. Todo esta servido para la tensión, el suspenso y las sorpresas de estos chiquitos sin culpa.