Ya “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Caroll tiene elementos inquietantes y siniestros que tan bien supo aprovechar Tim Burton. Aquí con guión propio Richard John Taylor se volcó directamente hacia lo truculento y terrorífico, con una historia de una huérfana que perdió a sus padres al incendiarse su casa y luego de un período en un orfanato va a parar a la casa de su abuela, una ruinosa mansión, que según le informa la anciana, fue habitada por Lewis Carroll. La joven pronto enferma y en sus pesadillas se aparecen personajes terribles que siguen la estructura de la obra tan famosa que nunca la inquietan pero si le informan sobre una realidad mucho peor en la vigilia. Bien actuada, con una estética oscura y sugerente, pero sin derroches sangrientos, no sobresalta pero entretiene con los pases de la crueldad el mundo onírico en su danza macabra. No asusta pero mantiene el interés.