Una distopía surcoreana que reúne a no pocas celebridades de producciones como “El juego
del calamar”, “Parasite” y “Estación Zombie”. Apenas comienza la larga película, un terrermoto
enorme destruye Seúl y todo el desastre que provoca ,solo respeta a un edificio de dos alas
que permanece en pie. De cabeza directo a los problemas de sobrevivencia y a la mirada
terrible sobre las peores reacciones humanas. Primero prima la solidaridad con los
sobrevivientes que son recibidos en el sólido edificio. Pero de ese apoyo humanitario a la
expulsión de los que no son propietarios para llamarlos “cucarachas” (nos suena ¿no?) existe
un camino que solo se explica con la violencia, la ley del más fuerte, la necesidad de obedecer
a un líder, salvo poquísimas excepciones, el endiosamiento de la situación, considerarse los
elegidos y tratar de destruir a los que no pertenecen. Para el director Tae-hwa Eom, también
co-guionista, la visión pesimista y extremadamente realista, combina efectos especiales de
buena factura, con peleas inquietantes y situaciones al límite que permiten entretenimiento y
cuestionamientos.