Guido Ferrari elige para su ópera prima un film policial que es un verdadero ejercicio sobre la deducción brillante de un experimentado detective. En una oficina, cerrada con llave, encuentran el cuerpo sin vida de la secretaria de un ejecutivo poderoso que esta mudando su empresa. El protagonista deberá hacer frente a una verdadera guerra fría de intereses cruzados y sacar conclusiones basándose en su experiencia y la fina observación de los detalles. Hecha a puro pulmón y con mucho esfuerzo, a falta de recursos se opone el ingenio para una construcción entretenida, atravesada por la delación, la corrupción y hasta los fantasmas del pasado del detective en cuestión.