Verónica Velázquez que escribió el guión con Daniel Fernández, realizo esta docu-ficción basándose en las vivencia que protagonizó como profesora de murales en un centro de detención de menores. Toda la crudeza de la historia reconstruida que tiene la fuerza de una verdad incontrastable. Las condiciones paupérrimas del lugar, los rígidos protocolos de conductas que solo pueden desembocar en desconfianzas, angustias y autocastigos. Chicos que parecen no tener una luz de esperanza en lugares abandonados, reglados por una burocracia que favorece desde pequeños actos de corrupción a castigos inmerecidos. Una voz que se alza a través del cine como instrumento de denuncia y necesidad de cambio, comprensión y contención.