El notable Ken Loach, a sus 86 años realizó este film siguiendo sus conocidas convicciones. Se ubica en un pequeño pueblo del noroeste de Inglaterra que sufre una marcada decadencia, por el cierre de una mina. Un lugar de casas baratas e ilusiones perdidas por las políticas liberales. El acento esta puesto en que ese desencanto produce la peor de las consecuencias: un racismo y una discriminación hacia los refugiados sirios que llegan al lugar a ocupar algunas casas donadas. El odio por la escasez económica encuentra un adecuado chivo expiatorio. Para el realizar el terreno posible para hacer crecer inesperadamente una flor de solidaridad entre tanta exasperación. Loach tiene discursos conocidos y a veces suena teórico pero sabe manejar con naturalidad empatías y emociones, tan maravillosamente bien, que es imposible no emocionarse limpiamente con sus escenas. El odio es contagioso. Pero un poco de empatía a veces puede mover montañas de prejuicios. Maravillosos actores algunos no profesionales (### y ½)
DRAMA (El odio racial de la mano de la crisis económica y los caminos de la vida)