El film comienza amablemente, como una comedia dramática, pero luego sorprende por la profundidad de sus planteos. Es que el director y co-guionista Ronan Tronchot imagina un dilema nuevo: ¿Puede un cura ser un buen papa? Y desarrolla en tema con honestidad intelectual. Un cura con mucha vocación y sensibilidad hacia sus feligreses atiende todo lo referente a su parroquia, desde administración a pequeños pedidos, pero nunca se olvida de estar presente para quienes lo necesitan. Tiene una verdadera vocación que nunca se pone en duda. Pero cuando una mujer de su pasado, de antes de ordenarse sacerdote, se presenta con un chico de once años, le dice que es su hijo y se lo deja, la cosa cambia. Incomprendido por la jerarquía eclesiástica lo más fácil que tiene por delante es simular, lo más difícil y lo que emprende es seguir adelante con su verdad. Conmovedor planteo que no le quita el cuerpo a ninguna cuestión, ni siquiera a pedirle disculpas a una adolescente que estuvo embarazada y a quien no sostuvo lo suficiente. Con escenas inolvidables y un actor maravilloso como Grégory Gadebois, es fácil entender a este cura que vacila y luego asume cada una de las responsabilidades. Una verdad que brilla (###)
COMEDIA DRAMATICA (Un film sorprendente por honestidad intelectual)