Con dirección del costarricense Esteban Ramírez, que co-escribió el guion con Agustina Liendo, este drama policial navega entre la corrección política, buenas escenas muy bien resueltas y un costado melodramático que recuerda las vueltas de tuerca de una telenovela de gran producción. Un hombre dedicado a ser investigador privado, se obsesiona por saber cómo ocurrió un accidente donde pierde la vida su hija. Una chica con la que no pudo asumir el su rol de padre, y ahora llegará hasta las últimas consecuencias para saber la verdad. En el medio hay una preocupación por mostrar al protagonista Freddy Víquez como un sex symbol, con la cámara que recorre morosamente su cuerpo. Hay una relación muy especial con su jefe, al que considera de la familia y un lado oculto con su elección sexual, que se parece más a una necesidad de una inserción políticamente correcta que un requerimiento de la trama. Jorge Marrale como siempre brilla en sus escenas. Un entretenimiento módico de una historia que descubre sorpresas a medida que avanza hasta un final no sospechado.
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