Pocas películas de terror nos sumergen de entrada en un clima ominoso, en el que una familia de clase media con complicaciones intenta salir, que platea un conflicto con el horror desde el vamos sin demasiado atenuantes y que recorre y recuerda buenos antecedentes del género con algunos aciertos originales, como los ataúdes transformados en canteros. Que el oficio del hombre de la familia sea una funeraria ayuda a ese clima inevitable donde vivos y muertos pueden o no negociar una existencia más o menos pacífica, pero como revelará una chamana los secretos familiares traen muchas más exigencias de las esperadas. Un buen elenco encabezado por Luis Machin, donde brilla como siempre Susana Varela y donde tanto Celeste Gerez como Camila Vaccarini cumple con gran entrega, las situaciones que necesita el género están bien cubiertas. Lo único que ocurre en esta ópera prima dirigida y escrita por Mauro Ivan Ojeda es una mayor potencia en las escenas finales. Unos litros mas de sangre y terror. Para los amantes del género una buena oportunidad.