El tema es tratar de evitar los spoliers especialmente con un personaje que convoca a miles de fans Hay algunos capaces de ver la película disfrazados de hombre araña, sin pudor, puro fantasía de protagonismo y posiblemente buen negocio. Ya desde el tráiler oficial se sabe que la película comienza con lo que hace Mysterio al final de la anterior, revelar la verdadera identidad de Spider Man, una incomodidad que despierta curiosidades malsanas y masivas, agresiones y hasta dificulta la entrada a MIT por esa fama no deseada, no solo para Peter Parker, sino para su novia y su mejor amigo. La solución que le encontraron a esta última entrega es recurrir a Dr Strange y que él se meta en el multiverso que todo lo justifica, borrar pasados, traer malvados nunca olvidados, que convivan en alegre y eléctrica acción para que las dos horas 28 minutos no se sientan pesadas. También desde ese famoso tráiler se sabe que Alfred Molina con su Dr Octopus por suerte es de la partida con Zendaya, Tom Holland, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Benedict Cumerbatch y… otros nombres que los curiosos descubrirán en la ficha técnica del elenco completo o se reservaran para valorizar la sopresa en el cine. Dense el gusto. El director Jon Watts le pone todo el ritmo a la brochette momento emotivo/ sorpresa/ acción con efectos especiales, que funciona. Los libretistas Chris Mckenna y Erik Sommers son ingeniosos pero se olvidaron de ponerle un poco mas de humor y no tanto melodrama. Pero el resultado final es ampliamente satisfactorio para un público fiel y hambriento.