ANIMALES FANTASTICOS: LOS SECRETOS DE DUMBLEDORE

Si uno se abstrae totalmente de los problemas que rodearon a esta película ( la cancelación de Johnny Depp, los escándalos de Ezra Miller, las declaraciones anti-trans de Rowling) se puede sumergir como un espectador gozoso de esta tercera entrega de los animales fantásticos que si bien es un poco larga, ( dos horas, 22 minutos) se parece nostálgicamente la una de Harry Potter, que tiene todos los elementos de calidad de los rubros técnicos, efectos y criaturas muy logradas, para entretenernos lúdicamente. El guion que la Rowling escribió con Steve Cloves, relega a un segundo plano al personaje de Eddie Redmayne, Newt Scamander con su eterna bondad, y se centra en los personajes de Dumbledore (Jude Law) y Grindelwald (Mads Mikkelsen) mucho más ricos y sorpresivos. Ellos fueron amantes en el pasado y un pacto de no agresión le ata las manos al futuro director de colegio de magos. También esa lucha del bien y del mal se nutre de datos históricos, Dumbledore defiende la integración y la democracia y Grindelwald vira hacia un nazismo evidente. El peligro no solo envuelve al mundo mágico sino también al común de los mortales. Y además por los poderes de adivinación del villano el equipo del bien se las debe ingeniar en improvisar, hacer lo opuesto a lo que parece y enfrentar peligros cada vez mayores. La fotografía, el vestuario, los escenarios reales o recreados, los efectos, tienen un nivel de excelencia técnica. Las actuaciones están a tono.


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