Una película distinta de Santiago Mitre (“La cordillera”, “El estudiante”, “La patota”) que abandona un cine social y político para meterse de lleno en una comedia negra muy irreverente, de un gran atractivo, con un gesto creativo de absoluta libertad. El director escribió el guión con Mariano LLinás, basado en la novela de Iosi Navillo y la realizó en Francia con un elenco internacional. Son muchos los temas que aborda. La primera crisis seria de un matrimonio joven, la relación con los hijos, que ocurre con los roles familiares, el descubrimiento de otros mundos, la incomodidad con respecto a las vocaciones, los celos, la rutina mediocre, las diferencias culturales y de origen. Pero lo que irrumpe para sorpresa del espectador es la sangre, el asesinato, la muerte en una repetición continua, con un resultado liberador y creativo. No conviene contar más sobre un argumento que sorprende, incomoda y divierte al espectador con ideas no convencionales de oscura comicidad, con detalles muy especiales de música y un desenlace particular. Cuenta con un elenco variado y talentoso: Sergio Hendler, Vimala Pons, Melvil Poupaud y Sergi Lopez.