La realización de Andrew Dominik, que también escribió el guión basándose en el best seller de Joyce Carol Oates está destinada a la polémica. Es que la propuesta creativa está hecha a partir de meterse en la cabeza de Marilyn Monroe, en la interpretación de sus inseguridades, abusos y excesos que sufrió, desde un punto de vista inmersivo con el que se puede estar de acuerdo o no. Pero verla, hay que verla, es un viaje de ida de casi tres horas de duración donde se pasa del deslumbramiento a una brutalidad pocas veces vista, desde la fascinación a ciertos momentos de incomodidad, de provocación constante. Desde el punto de vista técnico con la impresionante fotografía de Chayse Irvin, la música de Nick Cave y Warren Elis, la sorpresa esta a la orden del día. Desde un número musical que comienza con la verdadera Marilyn a un acercamiento donde esta Ana de Armas que resulta increíble, o la puntillosa reconstrucción de fotos muy conocidas, la filmación en la casa donde la encontraron muerta, todo, supone un trabajo de producción enorme, de resultados asombrosos. Hay imágenes de masas con efectos especiales, hay vulgaridad y brutalidad extrema en su encuentro con John Kennedy, o cuando consigue su primer trabajo en cine de notoriedad. Son situaciones violentas, degradantes que se superponen con la adoración exterior y extenuante de ser una estrella. Con la disociación que imagina en la cabeza de la actriz, el icono más importante de Hollywood del star system. La teoría es que ella se sentí atraída por esa fama inabarcable, pero al mismo tiempo es un ser acorralado por sus fantasmas y necesidades. Hay momento en que no se ahorran crueldades, la violencia de Joe Dimaggio, sus abortos, uno obligado y otro espontáneo, su dependencia de las drogas. Se pasa de escenas donde se la ve espléndida al derrumbe inevitable. Todo el film es sorprendente y hasta, por momentos, tedioso. Pero a la vez de tal atracción hipnótica que no hay que perderlo. Y además Ana de Armas hace tal esfuerzo para meterse bajo la piel de Marilyn con resultados conmovedores, que pasa de ser vulnerable y sufriente a objeto de adoración de masas. Pero por sobre todo con una atracción al abismo, con una realidad que le trituraba cada esperanza de salida. Hastaq que a los 36 años se le acabo la vida pero nunca su fulgor.
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