Las preguntas que se formula la protagonista, con intermedios de tarot y fases de la luna, con la directora y guionista, llegan a la profundidad de una relación padre e hija, que tiene su encuentro en una situación límite. Una joven adolescente decide asistir a su papá que padece una esclerosis múltiple, y carga sobre su corazón y su cuerpo, el doloroso pasado de una relación desapegada, casi inexistente, entre un hombre vigoroso y deportista y una niña a la que no le dispensó cariño. Desnudar ese pasado, encontrar un secreto clave, sumergirse en la aridez de un vínculo donde la comunicación es imposible con palabras, por el estado del padre, y por la imposibilidad de dar afecto, es un recorrido muy doloroso y bien tratado. Especialmente por la calidad de los actores Sofía Kokkali y el gran Lazaros Georgakopoulos. La realizadora, Jacqueline Lentzou, sabe profundizar en las fases de la enfermedad, en entregas y egoísmos, en irónicos momentos de humor para el entorno familiar, en ejercicios dramáticos transformadores. Y en las verdades sorprendentes y lacerantes que finalmente ayudan a la comprensión.