Es la continuación de la saga después de la película “The Outlaws”, con otro director, en este caso Lee Sang Yong, y otros guionistas (entre ellos el protagonista) , pero con la permanencia de un personaje que seguramente tendrá sus secuelas. Hablamos de Ma Dong-seok, también llamado Don Lee , a quien ya habíamos visto en “Eternals” y “Tren a Busan”, que vuelve a encarnar al investigador que primero golpea y pide permiso después. Un personaje cincelado a su estilo, un hombre robusto, cuyos golpes son letales, pero que en el conjunto de hombres de ley es el más centrado y tiene su lado humilde y tierno. Sus compañeros son entre cómicos y torpes, especialmente su jefe. Lo que resulta una marca, en las escenas de acción del cine coreano, es la perfección de una coreografía de las escenas violentas, con un despliegue impresionante de dominio técnico. Aquí al protagonista lo mandan a Vietnam a repatriar a un delincuente arrepentido. En realidad es alguien que huye de un violento secuestrador que hace del machete su arma preferida. Pero cuando no se paga el rescate de un joven millonario todo se complica, incluida la madre de la víctima, una valija llena de billetes y no pocas traiciones. Un entretenimiento perfecto para los que aman las películas de acción, esas que recuerdan a “Harry el sucio” o las muchas que filmó Charles Bronson. Aquí con mas despliegue y un poco de humor ingenuo.