Cada estreno de Pixar despierta expectativas y ansiedades. Y si bien Elementos no es una sorpresa que quedará en nuestro corazón ( ¿quién no tiene una favorita de esta empresa en la cabeza, Coco, Walle E ?) y resulta un tanto convencional en su contenido, pero también es disfrutable. El director Peter Sohn contó que la propia historia familia de emigración alimento el guión escrito John Hoberg, Kat Lokkel y Brenda Hsueh y ese es el nudo del argumento, lo que ocurre cuando se abandona una cultura propia, el dolor de los padres, la llegada a una gran ciudad construida especialmente para todos los elementos menos el fuego, la inauguración de un negocio familiar con mucho sacrificio y una heredera “condenada” al mandato de su padres. Toda la historia sobre la tolerancia y la lucha étnica es esencialmente correcta. Pero sin riesgo. Aquí el esfuerzo está en la utilización de las técnicas de animación de última generación que hacen a los de fuego y especialmente a los de agua, una maravilla visual muy explotada. Hasta ahora esos matices del agua son sorprendentes. Pero en la estructura la historia de amor que parece imposible, avanza con gags visuales y aventuras puestas con la exactitud de una receta pensada para agradar. Igual que las partes incómodas de las diferencias cultuales que no se profundizan demasiado. Lo visual es una diversión continua y grata que gozaran adultos y chicos.